“Risotadas entre el auditorio. Cuando se izó la bandera norteamericana en
Timbre. Voy al portero. “El afiladorrr. ¿Tiene cuchillo para afilar?” (aparecen otras voces que dicen “no señor”, “por ahora no señor”, “no”, “no”…).
Estaba leyendo el artículo “La gran hazaña” que cuenta el minuto a minuto de la llegada del hombre a
Si bien ayer fue el Día del Amigo, lo que en realidad se celebra es -como describe Mailer- el día más importante de la humanidad después de la muerte de Cristo, mientras que el afilador seguramente regresará a casa con las manos vacías, luego de que cientos de vecinos de edificios negaran su servicio.
Se me ocurrió pensar en el próximo objetivo de
“Por fin hoy terminó el hambre en el mundo”
“Los alimentos estaban ante ellos, tan visible, por fin, como la tierra del horizonte en las noches de media luz. La tierra con alimentos, un cuerpo sumamente misterioso, único en el sistema solar, cuyas propiedades y dimensiones resistían todas las categorías de clasificación entre ricos y pobres. Frente a ellos, el mundo alimentado yacía desnudo en su multiplicidad de diseño. Allí giraba una realidad aún oscurecida por las injusticias, con lagunas de holocaustos aún temiblemente luminosos a la vista. Era un espectáculo sumamente extraño, extraño como una presencia sobrenatural, extraño como una ciudad viva que surgiese a través de un sueño de cielo y cristalina superficie de viñas robustas, rosadas y maduras. ¿Cómo respirar en una nación alegre y a la vez humana que mostraba todos los indicios de haber parecido en alguna angustia del cosmos, en alguna angustia de Apocalipsis, un rostro tan cruelmente puntuado como un acné habría dejado a un hombre cuya piel hubiese muerto, permaneciendo vivo el corazón?
“Infinito orden. Infinito estallido de verdes oliva en los campos. Infinita paz. Infinitas voces curadoras de las heridas cicatrizadas de lo que fueron las torturas, quemaduras, divisiones, noches de frío helado en las plazas y gritos encadenados de desesperación”.
“Cataratas de minerales azules al azar, parrales de
“Pasaron pocos minutos. La impaciencia se cernía en el aire. Durante estos primeros minutos cada revelación iba a ser un milagro. Llegaba la respuesta a la primera o segunda pregunta más grande formulada en la conciencia del ser humano. El infinito del Bien Común los abrazó. La caridad desborda en un río creciente, lleno de perfectos banquetes de peces vivitos y coleando. La humanidad vive su momento más iluminado por una verdad que ya no duele y que sana. El cielo en la tierra y la tierra casi en el cielo. La justicia se extiende sin fin en una tierra plegada de almas encendidas, radiantes y unidas. El mejor momento de la historia de la humanidad”.
“No encuentro palabras para expresar lo orgullosos que nos sentimos los argentinos y el mundo entero, porque estoy seguro de que también el mundo se une a los argentinos ante una proeza tan grande – dijo el presidente, ante una cámara seguida por miles de millones en todas las televisiones, celulares y computadoras que se hayan fabricado desde la revolución tecnológica hasta ese día”.
“Lo que han hecho en
Desde la tierra de los alimentos, una mujer le respondió al presidente: “Es un gran honor y un gran privilegio ser representantes no sólo de Argentina sino también de los amantes de la paz del mundo entero”.
Y ese día fue la primera vez que se celebró el Día del Amigo sin enemigos.
La imagen es el título de un trabajo de Ignacio Trueba
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