miércoles, 22 de diciembre de 2010

Gracias Jesús, pobre Jesús

Navidad celebra el nacimiento de Cristo. El resto es puro relleno.

leetudestino.com
En mi infancia, el momento de mayor paz interior llegaba luego del brindis de la Nochebuena: allí, en el pesebre del arbolito, el instante eterno del nacimiento, donde el mundo entero se transforma en Belén, y sí, cuando la alegría profunda –de eterna niñez- ya se había expandido en toda el alma, era el momento de abrir los regalos. De los regalos de Navidad hoy no me acuerdo ni de uno. Lo que sígo recordando de cada año es el minuto a minuto del brindis de la Navidad en la Elevediez o Nihuil (yo interrumpía la música navideña del equipo de música para sintonizar la AM) y el pesebre que parecía brillar de vida al ritmo mundial de los fuegos artificiales, que nos estaban avisando que el cielo se había abierto y la luz de Belén iluminaba a nuestras familias.

Era el único momento del año en que no circulaba ni un coche o colectivo por la Paso de los Andes. Era la única vez del año en que me paraba en la mitad de esa calle, en el cruce con Martín Zapata, para ver cuántos coches podían aparecer en ese horizonte marcado por un Big Bang de fuegos artificiales. En las páginas de Los Andes venían apareciendo desde hacía unas semanas las imágenes del pesebre con una suerte de eslogan que no era otra cosa más que el saludo del Colegio de Escribanos, Centro de Empleados de Comercio y no sé cuántas instituciones más. El pesebre y el niño Jesús también solían aparecer mezclados en avisos publicitarios, pero sobre todo en los spots institucionales de Canal 9 y Canal 7 Mendoza. Noche de paz. Noche de amor. Paz y amor de diciembre, el momento más esperado del año para ser feliz, aunque sea para llorar de tristeza por esa alegría tapada por una tragedia en la ruta, un crimen o un cáncer que no tuvo paciencia para cerrar el capítulo final de una vida. Todo eso es Navidad, más la misa de las 21 y que termina una hora antes del momento más celebrado de la Nochebuena, más las llamadas telefónicas de la hermana que vive en Estados Unidos o Canadá y que ya nos dice “feliz Navidad”, pese a que ellos aún deben esperar tres horas más, o del pariente que hace cinco horas expresó su “feliz Navidad” en una helada noche en Madrid o Milán.

A la Navidad de hoy le falta lo más importante: el niño por nacer y que nació, Jesús.

lasescapadas.com
“Les decimos que no porque eso nos trae problemas”, fue la respuesta de una figura de peso del Mendoza Plaza Shopping a una muchacha que pedía permiso para regalar imágenes artesanales del niño Jesús en ese centro comercial, el sábado último. Por suerte pudieron hacerlo en Palmares Open Mall. Allí, un grupo de niños se acercaron a los mendocinos que venían con la bolsa repleta de regalos para ponerlo en el arbolito y sólo les ofrecíeron la imagencita del niño Jesús. Yo vi que muchos jóvenes –de esos que nunca ves en misa- directamente les cortó el rostro. La otra cara de la moneda eran los ancianos, las mujeres cincuentonas y muchos matrimonios cuarentones. Y gran parte de ellos se sorprendieron cuando les estaban regalando algo en un lugar en donde uno se acostumbra sólo a pagar 450 pesos por remeras, que si no fuera por la marca, apenas costarían 40 pesos.

Ese sábado a la noche, con mi mujer decidimos cenar en el Shopping. Y decidí echar un vistazo en todos los negocios para ver si había…no, no hubo ni uno solo, ni un pesebre y ni una imagen del niño Jesús. Santa Claus hasta en los sobrecitos de té para las expendedoras gratuitas de agua. Todo porque eso que me dio los mejores recuerdos de mi infancia y los mejores momentos de paz en mi alma “puede traer problemas”.

aciprensa.com
Yo me ofrecí a cubrir sacar fotos, filmar un video y registrar un audio de los niños del movimiento Focolares repartiendo las imágenes del niño Jesús. Me contacté con los medios y hasta el director de uno de ellos me dijo que daría curso de acción a ese reporte.

Al día siguiente, tras revisar los diarios digitales de Mendoza, le tuve que decir a mi mujer que esa nota conn texto, audio, video y fotos no lo publicó nadie. Ella, o el corazón de ella, miró al niño Jesús y dijo con mucha tristeza “pobrecito”.

El siguiente video es un mensaje de Chiara Lubic que lo dice todo:

viernes, 3 de diciembre de 2010

Medifé y la barbarie

Medifé Mendoza
¿Por qué? Es una historia larga (y arranca así): Hace 10 años, cuando trabajaba en negro en Los Andes Online, quise afiliarme a OSDE, Medifé u OMINT. Ninguno me dejó porque tengo diabetes. Las telefonistas de esas empresas no sabían cómo responderme. “Soy monotributista, ¿igual no puedo?” era uno de los tantos peloteos que hacía en busca de una buena salida.

La prepaga me cayó encima al mes de trabajar en Diario Uno. Como todos entramos en blanco, para este tipo de empresas fuimos un buen bocado, porque igual se llevaban unos buenos mangos extras: la obra social por sueldo me cubría 160 pesos y el resto, para llegar a los 800 pesos de la cuota salía de mi bolsillo. “¿Por qué mi mujer figura con 40 años si ella tiene 34”, pregunté. “Es que por ser matrimonio la edad se ajusta al más grande de los dos, por lo tanto ella paga (más) como si tuviera 40 años”, me respondió el promotor de Medifé.

Yo me encargué de apagar la enorme sonrisa que traía el vendedor de Medifé cuando fue a vender su paquete en la flamante redacción de diariouno.com.ar, en abril de 2008: le dije que tengo diabetes. “Bueno, hagamos una cosa: vos te anotás y dentro de un año declará tu diabetes. Así se hace en estos casos”, me aconsejó. Dentro de todo el tipo me caía bien. “¿Si OSEP (que lo tenía gracias a mi mujer) me cubre lo más caro de la diabetes, que es la insulina y las tiras radiactivas para medir la glucemia (hoy estimo en más de 2.000 pesos al mes), qué objeciones puede ponerme Medifé?”. No. Igual me sugirió inscribirme y declarar mi enfermedad un año después.

Meses después, mi mujer empieza a padecer otosclerosis y le hace falta un audífono. Teníamos OSEP y Medifé. El primero puso 1.000 pesos y el segundo, 1.500, para ese dispositivo de 2.500 pesos. Pero quien puso las condiciones fue Medifé: nos obligó a escoger el audífono más barato y por ende, el más peor. Hoy ese audífono no funciona, gracias a los pocos mangos que quiso ahorrarse Medifé. Es que yo iba sacando las cuentas: pagaba por los dos entre 800 y 900 pesos al mes y ¿cuánto de esa suma gastábamos nosotros? En algunos meses ni siquiera fuimos al médico. Toda la guita para Medifé.

Llegamos al clímax de la obra. Presten atención.

equinoxio.org
A mediados de junio me dan de baja de Diario Uno. Por ley, la obra social tenía que durar hasta septiembre. Justo el primero de ese mes voy a reumatólogo, afectado por una reciente hernia de disco. La secretaria del médico, que atiende en la calle Perú de Ciudad, me informaba que Medifé me dio de baja. No pude atenderme y con el cuerpo dolorido fui a la oficina de 25 de Mayo y Espejo. Efectivamente, me confirman que me dieron de baja. “¿Por qué no me avisaron por teléfono con tiempo?”, les dije. Sin respuestas del otro lado. “¿Y ahora cómo sigue esto, si yo venía bien, con la cuota al día?” (y por dentro pensaba “a estos tipos les debe convenir porque son 900 pesos al mes”). La simpática chica de atención al público me hizo llenar un nuevo formulario de inscripción. “¿Por qué otra vez este papel, si ustedes ya tienen mis datos?”. No recuerdo qué me respondió, pero lo último que me dijo fue “cuando tengamos novedades nos comunicamos con usted por teléfono”. La llamada llegó un mes y medio después para decirme que “usted no fue admitido”. “¿Por mi diabetes?”. “No, en realidad es un tema multicausal y complejo, se analizan muchas cosas”. “Pero yo tengo capacidad económica para pagar esa cuota”. “No, no lo podemos admitir”. "Bueno, quiero que me lo exprese por escrito". "No podemos comunicárselo por escrito". "¿Por qué?" "Porque es política de la empresa no expresar por escrito los rechazos a los que quieren inscribirse". “¿Y qué hago con mi señora?”. “Que venga a la oficina y que llene la planilla de inscripción”.

Como dice este aviso, más que espectadores es más que
un curro
Graciela y yo fuimos a la oficina de 25 de Mayo y Espejo (en la imagen de arriba). La chica le hizo completar ese formulario, en el que tenía que detallar qué enfermedades padecía. Puso lo de la otosclerosis. Y al final la muchacha le preguntó cuándo había sido su última menstruación.  Ahí yo no entendí un pomo (luego mi mujer me aclaró que era para saber si estaba embarazada. Se entiende: una mujer que espera un bebé sale más caro). Esto último fue hace más de dos meses. Es decir, ella -pagándolo del bolsillo de su propio sueldo, tampoco fue admitida por Medifé.

Publicidad de Medifé en Salta
Hace poco me enteré de que un directivo de una prepaga decía que era imposible “para el sistema” admitir a enfermos crónicos. Intenté comprenderlo, pero no pude cuando vi el afiche luminoso de Medifé en las calles de Mendoza: la médica bella y rubia, el paciente lindo made in Chacras de Coria, el ejecutivo que representa a la iniciativa privada y al que llegó arriba por méritos propios, tras título universitario, máster y doctorado. Y sí, yo nunca era de prestarle atención a esos detalles, pero el mensaje me llegó.

bureaudesalud.com
Mi mujer, como buena trabajadora social, me dijo con gran sinceridad que la salud para ellos es un negocio. Y a mi se me ocurre comparar esta situación con la estructura del pecado al que se refiere la Doctrina Social de la Iglesia, cuando sostiene que se trata de formas corruptas en las que estamos acostumbrados a funcionar y que muchas veces ni nos damos cuenta. En este caso, con empresas que juegan con la salud y dejan de lado a los que más los necesitan, que son los enfermos crónicos y los mayores de edad. Las prepagas deberían ser exactamente al revés: poner el negocio en quienes más los necesitan. Pero creo que la solidaridad y el bien común no son en sí negocios rentables, ya que exigen que el dinero sea un medio para llegar a un fin y no el fin en sí. Y esto los da vuelta totalmente, porque de la cultura de la vida pasan a ser integrantes de la cultura de la muerte.

Gracias a que en las prepagas el dinero (que debería ser el medio) está por encima de la salud (el fin) es que son una estructura de pecado y barbarie en este país, a tal punto que discriminan a las mujeres que estando embarazadas quieren asociarse para que sus hijos lleguen bien al mundo..