martes, 28 de abril de 2009

Nuevos remedios mendocinos

Lo siguiente es para que vivamos un cacho más tranquilo. Presentamos los siguientes medicamentos:

1. Para ganarle a la ansiedad de llegar primero a la caja del supermercado, ¡Paystop comprimidos! y si se cayó el sistema: pecho, no importa.

2.  ¡No tener monedas dejó de ser un problema! Si el kiosquero no tiene con qué devolverte, no te preocupes: decile que te dé caramelos Paynotbill y sentirás el nuevo placer de no tener moneditas que no sirven para la máquina del café en los bolsillos. Un caramelo por una moneda. Un Paynotbill por una sonrisa gratificante. De la laboratorios PayRightNow.

3.  Si en el almacén, el cuarto de queso te sale 8 pesos y en el súper, 14 pesos, no te enojes, mejor tomá PeroDevolvemeLaGuita! expectorante recomendado por almaceneros, verduleros y todos los que trabajan en "lugares" que no son "no lugares", o sea.

4.  Para el tránsito lento en Belgrano y San Lorenzo, a las 13.00, cuando los chicos salen del colegio...poné punto muerto y tomá QueTuMujerTeEspere... ¡y que los de atrás te toquen bocina hasta las cinco de la tarde! 

5. Por la crisis mundial, a muchos se nos pasa por la cabeza el miedo del desempleo.  Si cuando el farmacéutico te dice "Ya no está el pedido" y vos entendiste "estás despedido", entonces tomá SeguïsEnLaAcademia, y que tu vida te siga sonriendo, aunque en el laburo te hayan nominado por nonagésima novena vez.

6.  Vas a la farmacia. Sacaste número. Faltan diez. Esperás media hora. Por fin te atienden. El farmacéutico lee con atención tu receta. Lo medita. Lo evalúa. Consulta con su maldita computadora. Sin respuestas. Finalmente levanta su rostro apesumbrado y deprimido, y te dice: "no tenemos en stock".  ¡No te caigas al piso y tomá PlopUp, el mejor remedio para evitar hacer ¡plop! al mejor estilo Condorito! ¡PlopUp, disponible en farmacias y oficinas públicas!

7.  ¿Acaso cuando los sábados al mediodía vas por Gutiérrez y San Martín no sentís ganas de decirle a los que te quieren regalar perros abandonados: "no, yo no, a mí no"? ¡Basta de alimentar ese egoísmo y sentimiento de culpa porque llegó Chocobrand, la única barrita de cereal que comparten los chocos con sus patrones. Con Chocobrand sentirás la dulzura de adoptar un animal en tu corazón. Chocobrand y ¡guau guau... estás liquidado!

8. Que los medios de prensa no te asusten con la gripe porcina. Mejor andá al Lencinas y pedí El Barbijo del Amor y... ¡¡enamorate a lo chancho!! (la vida es corta, chauchón!).

9. Sos turista. Llegás a Mendoza. Te alquilás un coche. De repente te detenés en Vicente Gil y Rodríguez. Luego vas a Martínez de Rosas y Diagonal Hamarjhold, y tu alma, en una llamarada de palabras con rabia e impotencia exclama ¡dónde carajo estoy!...¡no te preocupés porque llegó GPS San Martín, el primer remedio con un chip dotado de GPS que apenas lo consumís instantáneamente te ubica en las calles mendocinas. GPS San Martín Street, porque en Mendoza, la ciudad con calles de personas desconocidas, todas las arterias conducen a San Martín Avenue.

10. Estás arriba del 70. El colectivo, a full papa. ni un alfiler entra. Encontrás un lugar para viajar parado. De repente aparece esa mujer de Baywatch que, por obra de magia y de la providencia, siempre hay en nuestra bendita naturaleza. ¡Basta de paralizarse de miedo si te enamorás arriba del micro! ¡Basta de sentir culpa si algún pasajero con gripe porcina despidió de la boca de su estómago esa palabra que usamos para decir que estamos borracho! Para que el flechazo de tu corazón fluya como manjar de dulce de leche a primera vista y caiga al estómago sin tantos miedos ni retorcijones, mejor tomá DameBolaPlus, sólo para colectivos repletos de pasajeros, GNC humano y magia.

11. Gel para el corazón ¡LaReQueTePa, para leprosos y tombinos hartos de causar cortocircuitos en el electrocardiograma cada vez que los delanteros de los respectivos equiposse arriman al arco del rival y terminan incrustando la pelota en el tablero electrónico del Malvinas Argentinas.

12.  Gel para lengua Puteávú con dejavú, con aloé verá, ideal para cuando los nervios te conviertan en un parlante que estalle en gritos de justicia a mano propia en pleno. Ideal para los que padecen tránsito lento, sobre todo cada mediodía en España y Pedro Molina, frente a Tribunales.

jueves, 23 de abril de 2009

Mendocinos en Google Maps

Casi todos son simples ciudadanos trabajadores. Otros son verdaderos personajes. Quizás vos sabés cómo algunos se llaman. Yo tampoco. Pero están ahí. Y faltan muchísimos más. Son los que siempre vi y aún veo. Y por el solo hecho de estar allí son tan relevantes que podrían figurar en el mapa Google de Mendoza. Y como Google hace posible todo, están en este mapa. Algunos seguro que los vas a reconocer.

Aclaración: este mapa es público: cualquier usuario de Google puede ingresar y agregar más personajes mendocinos.


Ver Mendocinos en Google Maps en un mapa más grande

Algunos mendocinos que ya figuran en este mapa son:

Superman y Spike (ambos preceptores del Martín Zapata en los ochenta) - los personajes del barrio UJEMVI -el Vocalista - el patovica que le hizo juicio a Maradona y Bush - el cocinero de Cocina Poblana - el cura Aldo de la parroquia de San Nicolás - Rosaenz - las cajeras de Carrefour- la petisa que atiende el drugstore de Arístides y Rodríguez - el que te saca la foto carnet cuando te sacás la cédula y el papel de la buena conducta - el Bocha Moneti - el gordito de Trento - el dueño de Barloa - el televisor de Don Claudio - una moza de Mr Dog que en los noventa nos hizo soñar a todos con sus piernas tan bonitas - la eterna cajera de la heladería Perín - los personajes que trabajan en OSEP - el gordito que atiende con musculosas el kiosco de Arístides y Paso de los Andes - el encargado del almacén "Condorito" - el gordo Agapito.

lunes, 20 de abril de 2009

Acongojado

Arteria y nosocomio significan calles y hospitales. Eso lo aprendí de verlo toda la vida en Noticiero 9. Después, en la calle, estas palabras raras confluyen en la confusión con otras palabras, que a la hora de pronunciarlas no tenemos una definición clara y exacta de qué significan, aunque en el fondo sabemos de qué se trata. Es el caso de "acongojado".

_El otro día escuché por televisión una palabra que no entendí.
_ Nosocomio, arteria, sendos...
_Acongojado
_ ¿Bha? (sin "h", aunque sea muda, no suena igual).
_ Es que no lo entiendo y por eso le pago.
_ Se trata de un vocablo globalizado porque deriva de la derivada de globo; en este sentido, como indica la flecha, la "a" que inicia la palabra significa "que no es", o sea, lo contrario de algo que debería ser, o sea, lo opuesto al significado denotativo del vocablo que está expresando en ese presente.
_ Si me lo explicás con imágenes voy a entender.
_ Entonces, acongojado es una palabra compuesta que deriva en un globo de significados.
_ No, esa es la explicación semiológica porque todo término requiere una explicación analítica, es decir, sin imágenes, aunque tu celular tenga cámara de fotos y de videos.
_ ¿La explicación analítica es la que se hace con profundidad, no?, porque en Biología recuerdo explicaciones analíticas que no tenían nada que ver con eso.
_ Con eso que vos estás diciendo...
_ ¿Con eso qué?
_ En ESO usted puede confiar.
_ No sigás, es un blog, no vas a cobrar un mango por lo que dijiste.
_ Decía que la explicación semiológica consigue apropiar una cualidad profesional en el análisis semántico de la palabra "acongojado", ya que integra un sistema a partir de ser un elemento unívoco diferenciable y único, con función propia, o sea.
_ ¿Qué significa "acongojado"?
_ Vamos por parte. La primera parte de la palabra ya la sabés: se trata del opuesto de lo que sigue, o sea. Mirá, yo te lo explico con términos pseudoinfantiloides en aerosol para que entiendas porque no voy a profundizar en técnicas de lingüísticas que no te competen.
_ ¿Entonces?
_ Entonces debemos extrapolarnos al macrotexto gallina del eje virtual de sentidos onopatoyéticos cuya derivada principal indica el sentido general de todas las macroestructuras que, según Teun Van Dijt, proporcionan la virtud del entendimiento cajeta del juicio político y práctico.
_ Si podés separar el fiambre del sánguche voy a entender mejor.
_ Dejame seguir. Indicaba recién una doble estructura de significado desde el enfoque discursivo.
_ ¿Y desde el enfoque de las minas, cómo es?
_ Y dentro de cuyo enfoque, el litoral patagónico de la palabra se inserta en un nuevo compuesto de Alka Seltzer, a la vez hijo del otro ogro gran compuesto, compuesto por "a", de la cual llegamos al término "congojado", que como podés apreciar, aquí tenemos "Congo", que no necesariamente significa "joda", o sea.
_ Eso me suena a música de casamiento (Brasil, lara lalá, laralaa, o sea).
_ ...y "jado" (recordemos, acabamos de separarlo de "Congo"), que en realidad no significa nada pero puede surgir una variante de la derivada de palabras compuestas que implique la figura literaria de un vocablo con oleaginosa compatible con otras latitudes del habla inquilina, dentro de lo que los semiólogos llamamos "zonas o latitudes del habla".
_ Te paso lo que no entiendo para que me lo sirvas en una sartén: un ovo.
_ ¿Por qué no entendés un ovo? ¿Acaso no soy claro comos los diarios amarillos del pasado?
_ Te doy una docena de huevos, que es lo que no entiendo multiplicado por doce.
_ Como te decía, esos procedimientos permiten extrapolar sufijos o prefijos estomacales compatibles, que generalmente se da en la última parte de la palabra, nunca de la letra porque es una sola; en el caso de "jado" puede ser un mexicanismo simplificado, cuyos significados son múltiples: majo, mojado, tirado, abandonado a la tempestad de la ruta a Ingeniero Giagnoni, vagabundo, solitario, músico villano y humilde gitano, entre muchos. Entonces sumemos los términos simples "a" (que significa que "no es", aunque no entiendas un ovo más once más), "Congo" y "jado". 
_ ¿Cuánto te falta para que pueda tirar la pelota a tu casa, romper un vidrio y olvidarme de vos por diez minutos?
_ ... así llegamos a la conclusión que acongojado significa que "no es un tipo abandonado del Congo", por lo que debemos suponer que se trata de "un tipo elevado, con autoestima", como vos, que medís 1,98 metros, o sea. Ese tipo elevado y con autoestima, más cerca de la conga que del Congo (aunque en los dos lugares se baile lo mismo) y con ciertas gratificaciones humanas y profesionales... Al menos eso supongo yo, o sea.
_ Ahora que lo tengo claro, ¿tenés nueve horas más para explicarme qué significa "nosocomio"?

martes, 14 de abril de 2009

Camas revueltas


Nos conocimos en agosto de 2005. En Guaymallén hicimos un Fin de Semana de Novios (así se llamó el evento). Éramos unas 20 parejas. Y con diez de ellas, desde ese tiempo hasta noviembre último, nos juntamos mes por mes para analizar cómo marchaban los noviazgos: aprendimos a dialogar con el otro, a saber canalizar bien los sentimientos, a respetarnos y descubrinos, a elaborar un proyecto de vida, a reubicar las prioridades de nuestra vida según ese proyecto de pareja, a cómo convertir los conflictos en una oportunidad para querernos más, a amarnos más con el diálogo y así mucho más.

Todas parejas absolutamente distintas. Con durísimas historias de vida en al menos tres casos. Con el tiempo, cada uno de los novios se fueron casando y el sábado último, repentinamente, nos juntamos en La Aldea, Granaderos y Arístides, un local de los más antigüos y más lindos de esa concurrida zona.

¿Cuál fue el tema que se transformó en un fuerte debate? La gran duda que todos teníamos desde que nos dejamos ver: cómo era la vida de cada pareja en las camas.

Y aquí vienen las historias. Si vos encontrás algo parecido en tu vida, entonces contalo. A ver si así podemos hacer una radiografía de la pareja mendocina en la cama.

Jime y Nacho

Él es tranquilo. No se mueve mucho. Ella es eléctrica y revoltosa. Es profesora de gimnasia, Cuando pega unos de sus tantos giros corporales en la cama es precavida: primero levanta las frazadas y luego ella se mueve. Así evita quitarle toda la manta a su marido.

Si bien él se duerme, también es el que primero se levanta a la mañana. Coloca el despertador a las 6.30. Cuando suena, lo apaga y lo pone a las 7.00. A esa hora repite el mismo procedimiento: pone el despertador a las 7.20. Es el penúltimo paso: a las 7.30 ya no le costará tanto levantarse.

Ella es eléctrica, un cohete. A las 7.30 se levanta de una y ahí nomás se manda a la cocina para preparle el desayuno. Cuando él se va al trabajo, ella tiene una hora libre. Ya no puede dormir, así que se queda viendo TV.

Inés y Miguel

Ella es como Jime. En realidad, un poco más. Le gusta dar mil vueltas en la cama. Y así fue durante mucho tiempo. Él la acusó de que ella, cada noche, le saca toda la frazada y se transforma en un canelón de mantas, sábanas y cubrecamas.

Entonces ahora cada uno tiene sus propias mantas. O sea, una sábana única para una King Size estrenada hace ya más de un año, pero con frazadas y cubrecamas de tamaños "singles".

Por último, apenas se casaron, él se cayó a la tremenda cama con la almohada chata y blanda que usa desde los cinco años en su camita de Maipú. No pudo acostumbrarse a las almohadas de su nueva camota. Ella, para hacerlo enojar, varias veces le sacó esa almohada. Lo criticó mucho por eso. "Estás en otra etapa de la vida", le suele decir.

Ahora ella es la que usa esa vieja almohada para dormir. Ambos viven en San Luis y admiten que cuando vienen algunos fines de semana a Mendoza, meten esa cosa legendaria en el equipaje de Andesmar.

Nati y Esteban

Ella es un pan de Dios. Se acuesta, cierra los ojos y se duerme con los brazos doblados para arriba, en una posición en el que cualquier ser humano se asfixiaría. Ella dice que su anciana madre también dormía así. "Se hereda", dice. Y así se duerme todo.

Él es un tirabuzón en el colchón. Si da 20 vueltas cada noche se queda corto. También levanta la frazada para evitar llevarse todo el material que abriga. Pero siempre, en algún punto, le pifia y ella reacciona recién al día siguiente: si se levantó con la garganta colorada porque pasó frío, obvio, la culpa la tuvo él.

A la vez, si bien ella se duerme todo, admite que aún dormida se le prende como garrapata en todo el cuerpo de su marido. Un día ella se asustó porque vio a él que estaba transpirando. No era fiebre. La culpa no la tuvo su exceso de amor, sino que la voluntad de vago de los dos para no prender el ventilador de la pieza.

Ivana y Mariano

Ambos reconocen moverse mucho y poco en la cama, según los días. Ella es la que se levanta primero. Y como viven en un barrio muy alejado, él la lleva cada mañana a su trabajo en Casa de Gobierno.

Como ella pasa su buen tiempo en el baño con los maquillajes nuevos, viejos y otras vez nuevos, más la selección de vestidos para el día, más el ordenamiento obligatorio de las mesitas de luz de ambos dos y otras chauchas más, tras despertarse y desayunar, él logra vencer el sueño de una manera muy eficaz: acostándose de nuevo a dormir. Posiblemente pase media hora vestido y desayunado para que ella finalmente esté lista para ir al trabajo.

Hay más historias como éstas para contar, que no son tan distintas como las tuyas. Parafraseando a un famosísimo dicho mexicano podríamos decir de historias como éstas "tu cama es mi cama, pero hacete cargo".

lunes, 6 de abril de 2009

Esto es Mendoza


_ ¡Tu marido es un animal!
_ ¡Los hombres son unos desgraciados!
_ ¡A ellos no les importa nada!

 Solamente le estaba haciendo indicaciones a mi mujer, desde la vereda de la calle San Juan llegando a Buenos Aires, para que se apurara, ya que estaba con la baliza del coche prendida, casi en doble fila. Ella... se estaba anotando para un curso de maquillaje.

Una hora y media después me mordió un perro. Una perra. Repartíamos boletas del IPV en el barrio Eva Perón, de Las Heras. Estaba terminando y al igual que me pasó hace un año en Vista Flores, Tunuyán, estaba metiendo la boleta debajo de la puerta cuando... croach (al igual que Tom, cuando Jerry le hacía una, pegué un grito y un salto hacia el techo del mediodía del sábado último, bastante despejado que ninguna nube logró frenarme a tiempo). Cuando puse los pies nuevamente en la tierra la vi allí, conteniendo con su cuerpo a sólo un cachorrito. Y claro, las perras no están a favor del aborto, sino que todo lo contrario: si le afanás un cachorrito, más vale que va a quedar mal de la cabeza. Y mucho más si son más cachorritos afanados. Y mucho más si tiene pinta de ser un bicho maltratado, criado en las calles, desnutrido y con cara de que "me querés afanar lo último que me queda".

Yo no me quise vengar de lo que pasó en la peluquería de la calle San Juan, pero creo que la choca maltratada se equivocó en morder también a mi mujer. Pero fue muy bizarro: veníamos cruzando la calle de tierra -nos miraban en la esquina un grupo de jóvenes perdidos en el alcohol y en el olor a porro, protegidos por un mural barato del Che Guevara, en blanco y negro, cuando la choca excitada se abalanzó como loca hacia nosotros en la calle. Los dos nos fuimos rengueando del barrio Eva Perón, quizá agradecidos de no pescarnos un dengue, luego de ver -con todo el perdón de ustedes, señores lectores- soretes empalagosos debajo de las puertas de las casas, del modo que ciertos mosquitos atinaron a picarme cuando metía las boletas del IPV debajo de las puertas. Al fin y al cabo no son villas miserias, sino que barrios hechos por el Estado para gente que reclama viviendas. 

No quise pensar más porque ya tenía el lomito de 9 pesos de Barloa ("Papito", para los amigos) listo. ¡Qué buena mayonesa! Pero antes de almorzar decidí agradecer a Dios la comida. Siempre que lo hacemos en casa pensamos en los pobres que no tienen. Y esa mañana vimos que la pobreza es mucho más que eso, aún así con la ayuda del Estado: fue en el barrio 7 de Mayo, de Las Heras. ¿Dónde queda? No sé, tuvimos que preguntar en 800 locutorios, almacenes y farmacias terriblemente enrrejados (recorran la calle Doctor Moreno y vean si existe otro lugar en el mundo con locales comerciales tremendamente hiper enrrejados). Llegamos un lugar que jamás pensé que existía: el fin de la famosa avenida San Martín de Mendoza, hacia el norte. Resulta que allí, bien a campo abierto y con un paisaje espectacular de la precordillera (camino a Villavicencio) hay un barrio que parece una ratonera. Recuerdo una vez que mi papá, cuando vio hace muchísimos años el flamante barrio UNIMEV, me decía que cómo puede ser que hagan edificios y casas pequeñas en una provincia donde sobra la tierra. Ahora entiendo por qué me lo dijo: él se crió en el campo, en San Rafael. Es lógico que un campesino se haga esa pregunta. Está acostumbrado a la Argentina "grande". 

Doce horas después llegamos al Manzano Histórico. Recorrimos un camino de 30 kilómetros que va de allí hasta Tupungato. Un Edén con viñas fértiles. Un silencio sabroso y robusto de pureza. Los chocos, felices y llenos de paz. ¿Si allí viviera esa choca trastornada del barrio Eva Perón, cómo sería? La naturaleza la convertiría en una choca divina.

Hacía mucho que no íbamos a la montaña. En las sobremesas del asado y del vino recordamos historias de montañas, como la caída del avión uruguayo de 1973 o las anécdotas que nos contó Jaime y su mujer en la laguna de Valle Hermoso, cerca de Las Leñas, como también en el laguito que está pasando el Manzano, del cual se pueden pescar hermosas truchas. ¿Alguna vez probaste una trucha?, me preguntó. "No compre robado", se me pasó en la cabeza, totalmente contaminada de la Ciudad. "No", le dije.

Volvimos a Mendoza por Tupungato.  En la Villa Cabecera la gente parecía de luto, porque iban a menos de 20 kilómetros por hora, gastando nafta al cohete, por la calle más importante de Tupungato. Recordé que allí pasa lo mismo que cada domingo en la tarde en San Rafael: la vuelta del perro, o como se llame. "Hay que estar al pedo", se me ocurrió decir mientras masticaba la bronca por estar enredado en esa estúpida cadena de automovilistas. Le pregunté a un grupo de muchachos de allí cómo volver a Mendoza, porque de señalizaciones, ni el gato. El buen hombre me dio la respuesta precisa. Más allá de lo que me dijo, entendí el comportamiento pasmado de los automovilistas de allí:  si tienen tiempo libre, bendecido sea, porque al menos no ocupan ese tiempo libre llenando la cabeza de residuos, como nos pasa en la ciudad. Al fin y al cabo la naturaleza limpia influye un poquito más en ellos que en nosotros. Y así fue cómo emprendimos el tramo por el camino de los Cerrillos.

Ir por el camino de los Cerrillos de noche es literalmente un suicidio. La ruta no tiene las líneas blancas al costado y ni siquiera, la doble amarilla del medio. Nada. Iba por el medio porque si seguía por mi  mano temía desbarrancarme.  El espíritu de los Dukes de Hazzard me levantó la estima y por suerte salvamos el pellejo en varios tramos. Llegamos a Ugarteche....¡correte, correte de allí! Nunca sabré por qué los paisanos de ese paraje lujanino caminan en medio de la ruta como jugando a la Rayuela. Bocinazos y luz alta. Nada. ¿Pasmados o suicidas? O "las dos cosas", como decía la Chilindrina.  Agarramos el Acceso Sur. Faltan 30 kilómetros.

Llegamos a las 21.30. Aún tenía en mí el resplandor de la pureza infinita de los Andes tunuyaninos. En la curva que indica el fin del Acceso Sur... de repente... ¡frenada violenta! ¡quéééeé! ¡los coches al revés, saliendo para el sur!. Vuelta en U y agarramos por Bandera de los Andes. Veinte minutos después por fin llegamos a Jesuitas. Una nenita, delante de su papá, quería venderme el ramo de la misa. "¿Cómo lo vas a vender si te lo regaló Jesús?", le dije. 

Agradecimos el día vivido en la montaña. Pero sobre todo, porque existe la paz en la montaña. Y cuando llegamos a casa llamé a la Redacción para preguntar qué era ese lío en el Acceso Sur. Allí me enteré lo del taxista. Y lo primero que se me vino a la cabeza fue ese grupo de jóvenes del barrio Eva Perón cuando me dijeron "¡matá a ese perro que te mordió!". ¿Por qué "matar" si esa perra está chiflada porque alguien le hizo daño antes? ¿Acaso "matar" es la solución?

Claro, si venís de la montaña, donde la armonía y el orden de la naturaleza te explica sin palabras, sino que con imágenes y sensaciones lo que es el Amor, allí no cabe esa palabra que es "matar".

¿Qué pasaría si alguna vez mudáramos todas las miserias de la ciudad a la profundidad de nuestra cordillera? ¿Acaso realmente cambiaríamos? Por supuesto, y mucho más si tenemos barrios pegados al campo y a la precordillera que son ratoneras de cemento.