viernes, 12 de septiembre de 2008

Chocamos y nos dimos la mano 1º Parte

La primera parte del título es verdad y la segunda parte, también, aunque sólo por el momento, porque se me plantea este problema: ¿cómo decirle al tipo que me chocó que tendrá que ponerse con mil pesos?

Antes de ayer, al llegar a una escuelita rural, un coche conducido por un médico me chocó en el momento en que yo giraba hacia el puente del establecimiento. Contra todos los pronósticos, tras la piña hubo buena onda con el doctor.

Guardabarro abollado, tren delantero averiado y la puerta del conductor, también. Tras la decisión de no hacer la denuncia policial, activé la calculadora mental y la primera suma dio cerca de quinietos pesos la reparación en el taller de chapería y pintura. Totalmente desacertado: hoy me desayuné una cifra casi tres veces mayor al calculado con mi marote. ¿Cómo resolver un pago que tiene que ser sí o sí en efectivo porque un taller de chapería y pintura no es un local del shopping, que acepta todas las tarjetas. Seguramente una mina no entendería ésto de tener que resignarse a pagar todo de una vez y no en cuotas sin interés (callate Mario)

Volviendo al momento del choque, pasó que el doctor se autodeclaró culpable antes de que debatiéramos quién de los dos metió la pata más larga (un referí de boxeo diría que se trató de un fallo dividido). En realidad tenía razón: en zona escolar tenés que andar a 20 kilómetros por hora y mejor esperar al coche que te sigue, antes de querer pasarlo. Reconozcamos que nadie le da bola a eso aquí en Mendoza, es la verdad. Por lo tanto, este médico realmente me sorprendió por su honestidad.

Ese primer contacto entre dos seres desconocidos resultó extraño: en vez de hacer letra chica de lo que pasó, para ver quién tenía más pulgas en la cabeza, nos pusimos a hablar de la realidad de los jóvenes médicos que hacen la residencia: me dijo que en su caso, esa labor dura cinco años y que es gratis. Seguramente me quiso decir algo así como que "me pagan quinientos pesos más el colectivo" (no en este caso porque el cumpadre tiene su propio vehículo). Pero me di cuenta, por su aspecto, que vive al día o mejor dicho, no le sobra nada y quizá le falte mucho. Cuando veo médicos así siempre se me pasa por la cabeza la idea de que sólo están pagando un derecho de piso ya que a la larga, creo yo que a ninguno de ellos les va mal. Pero puede ser que esté equivocado. Igual siento que hay que apoyarlos, para que vivan esa etapa jodida con mucho amor y heroísmo, si se puede definirlo con alguna palabra, o sea.

Al final le propuse al cumpadre de guardapolvo blanco -ante su insistencia en querer hacerse cargo de todos los daños- que hiciéramos 70% y 30% en la repartición de fondos destinados al mecánico. Aceptó (obvio, qué iba a decir). Pero ahora cuando se entere de que la cosa va a salir el triple de caro de lo que estimába, seguramente la buena onda se dispare hacia algún lado no deseado. O no, quizás nos volvemos a sorprender con una couta de negociación madura y consensuada, diría Julio Cleto.

En fin, convengamos que no hace mal escuchar a la conciencia. La interminable pulseada entre la bondad y la astucia. Si todo sale bien seguramente estaremos entendiendo un buen mensaje. Pero ¿y si ahora se rebela y se echa para atrás? Ojalá que alguna buena vez hacer las cosas con buena intención termine en un buen resultado, diría Macaya.

Y hablando de Macaya, definitivamente, ¿con qué cara le digo al tipo que me chocó que tendrá que ponerse con una bocha de guita?

1 comentario:

Anónimo dijo...

jodete x boludo..