viernes, 18 de julio de 2008

Videoclub

Si en algo somos muy diferentes los mendocinos es en las preferencias por las películas, hasta el punto de que es muy común que jamás nos pongamos de acuerdo con los tipos de películas que quisiéramos alquilar si nos juntamos a ver un video en la casa de alguien y mucho menos cuando salimos en grupo diciendo "vamos al cine, ¿te parece?"

Esto se da porque hay dos tipos de personas: las sencillas y las intelectuales. No es más que esto, así de simple. ¿En qué consiste la diferencia? Yo creo que a una psicóloga le coparía hablar de este tema: porque al elegir una película en el fondo no sabemos si una persona está desnudando sus deseos o simplemente empaqueta su ser (o sea, ser careta) para demostrar que esa persona está a la altura de las audiencias de las películas con mejores críticas por parte de los inentendibles críticos de cine. Para dar un ejemplo es normal que si a uno le gustan las comedias universitarias, al otro le gustarán las de acción y violencia; y si a otros le gustan las comedias románticas, del otro bando reclamarán el cine de autor de Hungría, España o Mongolia.

¿Y qué para preguntarle a la psicóloga? Habría que preguntarle si a la hora de elegir una película es sólo una cuestión de gustos o una cuestión de apariencias. Si es esto último podríamos decir que estamos ante un grave problema porque la apariencia significa no bajar las barreras y por lo tanto hacer las cosas por la imagen y no por la identidad de uno mismo, diría un especialista en comunicación corporativa.

Cuando era soltero fui fanático de las comedias universitarias como La Venganza de los Nerds 1, 2, 3 y otras parecidas, como Despedida de Soltero. Viéndolo ahora por qué quizá una de las razones creo que fue porque en esas películas pude autorrealizarme en lo que es el deseo de la joda máxima y de las minas máximas. Después, cuando me puse de novio, empezamos con mi mujer a frecuentar las comedias románticas. Claro, eso significa desear que todos los instantes de tu vida fueran como las partes más lindas de esas películas. En fin, estamos hablando de sentimientos y eso es bueno.

Lo que me llama la atención -y alguna vez me pasó cuando era soltero- que una buena salida con una chica podía consistir en ir al cine a ver una comedia romántica. Para qué. Ni una vez. En realidad me he sorprendido de ver a diosas en la puerta del cine desesperadas por ver películas de violencia o terror. Así, ni siquiera tenés un margen para hacerte el bocho. Lo mismo cuando intentamos ver un video con una pareja de amigos que no sé por qué siempre se alquilan esas películas que parecen filmadas en Tiro Federal de la calle Boulogne Sur Mer. Y si es en la casa de alguno o alguna que aún están solteros, peor: las de cine de autor inentendibles, que para tener la dignidad de ser consideradas como una película buena no tiene que aparecer ni un matrimonio o familia normal (todos divorciados), ni un personaje entero y con paz interior (todos confundidos) y siempre con anormalías de todos los tipos. Yo creo que si en algo la serie "Friends" tuvo éxito fue porque los seis protagonistas se parecían bastante a la gente común y corriente, lejos de los conflictos extremos que te plantean como algo "normal" las películas e inclusives comedias argentinas de Suar o de Telefé.

En fin, no es fácil. Inclusive me ha pasado que voy al videoclub y saco una película cuyo argumento leído en el estuche me pareció espectacular, a la hora de verlo resulta ser un film donde se habla permanentemente del pito, del poto y del resto de las palabras que se combinan con esas dos consonantes y el resto de las vocales.

Me imagino que ahora cuando vos vayás al videoclub todo esto que te estoy diciendo seguramente lo vas a pensar. Por ahí creo que no está mal que todos tengamos diferencias extremas en los gustos por las películas, porque al menos siempre este escenario nos permite plantear el diálogo como estrategia de supervivencia. Y estamos en una época en donde es saludable cultivar el diálogo para salvar las diferencias, diría don Cleto.

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