viernes, 25 de julio de 2008

Robocop vs. El Correcaminos

El impacto afectivo en caliente es algo que sienta muy bien para arrancar una buen momento para compartir. Y cuando llega de manera sorpresiva, aún se siente más.

Muchas veces me ha pasado el tener que compartir un rato con gente que apenas conocés y que evidentemente no hay casi nada para compartir, debido a las diferencias de estilo de vida que notás con el sólo hecho de escuchar la forma de hablar. Sin embargo, todos somos seres humanos y no nos podemos olvidar de lo que tenemos en común: las huellas televisivas de la infancia.

Si estás con gente de 30 años para arriba, quienes mejor rompe la barrera que impide la libre circulación de la confianza son El Correcaminos, Tom y Jerry, George de la Selva, Meteoro, Patán el magnífico; el chicle Jirafa, la bananita Dolca, los fabulosos personajes de Hijitos de los chocolatitos Jack, la gallinita y los diez centavos en gomitas que nos regalaban en el almacén cuando mi vieja me mandaba a comprar la leche y el almacenero deducía que esos veinte centavos en gomita era el salario digno por cumplir los mandados de la casa.

Es increíble, pero prestale atención en qué cara ponen cuando de repente en un charla grupal empiezan a reflotar estos personajes.

Seguramente debe ser de los pocos momentos de la vida en los que nos sentimos muy cómodos hablando y escuchando. Creo que viene bien de vez en cuando volver a ser niños (como nos dijo Jesús), porque pareciera que en esa instancia es imposible guardarse algo en el bolsillo solamente para beneficiarse uno mismo: se siente mejor vaciando lo mejor que tenemos en el disco rígido que nos acompañó con los primeros dientes de leche.

Ahora, ¿cómo cambia cuando agarrás el segmento de treinta años para abajo y le hablás de estos personajes? Pareciera que no lo entienden: "yo me crié con Robocop y He-Man", te contestan.

No es lo mismo. Quizá porque hay mucha tecnología fría, pocas sonrisas, mucha violencia de videojuegos y poco humor. Sólo luchas de poder. Sin embargo, cuando ellos empiezan a compartir estas experiencias, pareciera que también le encontraron ese gustito que percibimos los que estamos de los 30 para arriba. Sin embargo, no es lo mismo Robocop ni Tecnotronic que Patán el Magnífico y Serú Girán.

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