domingo, 22 de junio de 2008

El último tabú mendocino

En Mendoza hablar de religión siempre fue casi imposible. Nunca me he encontrado ante un tema en el que muchos comparten –aunque no se note- coincidencias de fondo, pero que no se animan a decirlo por miedo al aislamiento o a que te tilden de “vos no sos vos, sos lo que tu viejo quiso de vos”.

¿Por qué tanto tabú (miedo)? Porque es un tema en el que todos nos predisponemos a cuestionarlo y a la vez, en el que hemos experimentado cosas casi totalmente distintas, por lo que resulta difícil establecer un punto de partida para iniciar la charla. Y a esto se le suma el prejuicio de no hablar para no ofender al otro. Además –y esto lo intuyo yo- pareciera que hablar de religión significa hablar de algo en que todos deberíamos tener la misma autoridad moral para hacerlo. Como esto nunca lo es así –porque no todos tenemos el mismo nivel de gente buenita- entonces se nos genera un miedo a tener que recibir una crítica de alguien que ni siquiera nos conoce.

Creo que la religión no debería ser un tabú. Sobre todo para quienes han tenido buena experiencia en la vida. Sobre todo para quienes encontraron el sentido de la vida y aprendieron a amar de verdad gracias a la religión.

No hay comentarios: