martes, 27 de mayo de 2008

Pequeño sueño cumplido

Domingo a las 20. Plaza de Godoy Cruz. Cruzamos a San Vicente Ferrer. Empezaba la misa. Escuchaba. En el momento de rezar el Padrenuestro, yo y mi mujer unimos las manos. De repente, toda la iglesia se unen las manos, de un extremo a otro, unas por lo menos 150 ó 200 personas con las manos unidas, que de esa manera parecían ser mucho más. ¿Por qué me marcó ese momento?

Desde que tengo uso de la razón siempre hubo dos bandos. Y desde que nos gobierna el matrimonio K, mucho más. Mendoza, que parecía estar aislada de ese conventillo político, ahora participa activamente en esta telenovela: lo bueno y lo malo que hizo Cobos, por ejemplo, ahora tiene que modificarse, dejando para afuera un trasfondo de rencor que parece perpetuarse a tal punto que a muchos se nos ha borrado esa ínfima ilusión de algún día tirar hacia el mismo lado.

Las pocas veces que estuve en el exterior advertí eso de que en al menos ciertas cosas básicas, todos tiran hacia el mismo lado. Y es un placer sentirlo, porque cuando es así significa que nos hace bien a todos. En cambio, en Argentina y ahora en Mendoza, estamos acostumbrados a la idea de pararnos en dos veredas porque no se puede pensar en el bien de todos haciendo participar a todos.

En ese minuto que duró el Padrenuestro con todo San Vicente Ferrer de las manos (inclusive, ocupando el pasillo central del templo) me hizo sentir que la unidad y el bien de todos es posible. Para mí fue un pequeño (¿realmente pequeño?)sueño cumplido.

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