jueves, 8 de mayo de 2008

Mami, ¿puedo dejar la escuela?

Durante mi infancia y adolescencia jamás se me pasó por la cabeza abandonar la primaria y secundaria, respectivamente. Era la obligación y más allá de lo feo que me resultaba el levantarme temprano para ir corriendo a la parada del 60, para viajar parado y transpirado y bajarme en Pedro Molina y 25 de Mayo, y desde allí emprender una carrera contra el reloj, hacia la esquina la otra esquina (donde está el Martín Zapata), para perder esa competición por cinco minutos, al final uno se acostumbraba a solucionar los problemas existenciales dentro de ese escenario. ¿Para qué me sirvió ir a la escuela? Recién ahora puedo responder con claridad.

Mi mujer me comentó que un primito segundo dejó la escuela. Estaba cursando octavo (es decir, ni siquiera terminó con la primaria, que es obligatoria). Quiere trabajar porque necesita plata. Sus padres son separados y como vive con su madre, ella trabaja más de 24 horas al día para apenas pagar los impuestos y la comida. Para la cerveza, el boliche, el fútbol cinco y los cigarrillos no llega.

Cuando su tía le comentó este caso, a mi mujer se le ocurrió decirle que a ella nunca se le pasó por la cabeza plantearle a su madre la idea de dejar la escuela y le sugirió que "le ordenara" ir al colegio. La tía respondió resignada: "y bueno, así son los chicos hoy".

Hay que averiguar realmente por qué hoy los padres han perdido la autoridad moral al punto que sus hijos los manejan como quieren. Quizá antes no me daba cuenta, pero hoy en Mendoza hay muchos chicos trabajando en las calles y muchos otros en los negocios de videojuegos (para mí, muchos más que antes). Y también veo a muchos padres que no quieren imponer autoridad por miedo a ser visto por sus hijos como "autoritarios".

Ayer, cuando entraba a la ciudad por el nudo de Costanera, un joven limpiavidrio enchastró el parabrisas de mi coche para empezar su trabajo como es habitual, sin consultarme. Le dije que "no" y se fue. Se me pasó por la cabeza lo siguiente: "necesito un plomero y un electricista para que revise mi departamento. Los pocos que conozco están siempre ocupados. ¿Por qué este pibe no aprende a hacer ese laburo, para que gaste su tiempo en cosas útiles y de paso, se sienta realizado como persona? Yo no conozco a ese limpiavidrios, pero estoy seguro de que no terminó la secundaria. Quizá si hubiera finalizado sus estudios básicos tendría más libertad mental para plantear su vida y dejar entrar ideas como por ejemplo aprender plomería y electricidad.

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