lunes, 12 de mayo de 2008

La eterna cola en el Norte

Diciembre de 2006. Estábamos de Luna de Miel. Fuimos al supermercado de Camboriú. Como siempre, la primera sensación la marcó el nacionalismo de la ultraintimidad: "está bueno, pero el Wall Mart de Mendoza es cinco veces mejor que éste". Adentro me sorprendí cuando vi que vendían Fanta de Uva. "¿Por qué siendo Mendoza la tierra del vino y de las uvas que tienen que tirar -porque muchas veces sobran o no tienen a quién venderlos-, allí no existe una gaseosa de uva?", me pregunté mientras depositaba la bebida de dos litros en nuestro carrito. Pero lo mejor vino cuando llegamos a la caja.

Nadie, o sea, rapidísimo. En un abrir y cerrar de ojos estábamos afuera del supermercado. Cuando caí en lo que estaba pasando, instintivamente di un giro para echar un panorama visual. Y encontré la respuesta de la pregunta que aún no me había formulado: en cada caja trabajaba un cajero, o sea.

Tengo la suerte de vivir a la vuelta del Norte (o Carrefur, no sé bien qué cornos es ahora) de la calle Colón. Hace más o menos un año, esa empresa lanzó una publicidad que decía algo así como "perdón, no lo supimos entender". En realidad tendría que haber sido "perdón, nunca lo vamos a entender", porque de las 15 cajas, como mucho funcionan 4 (cada vez que voy). Si sacamos las cuentas es el 33%.

No es el único caso. También me pasó en el Wall Mart hace 20 días. Terminé de llenar el carro de la compra del mes a las 9.40. Me fui del supermercados a las 10.40. ¿Qué hice durante esa hora? Ustedes ya saben. Y eso que allí sobran las cajas. Lo que ocurre es que misteriosamente vos llegás a una caja y la cajera te dice "ya está cerrada esta caja", y así sucesivamente, hasta encontrar un total de dos o tres cajas funcionando de las por lo menos 30 que hay allí.

En el ANSES de Ciudad llegué a estar cinco horas haciendo cola, pero sin dudas que el máximo podio se lo disputan el Registro del Automotor y la Policía de Mendoza, en el lugar donde se hace el trámite para la cédula o el certificado de Buena Conducta. En el primero hay gente que paga hasta 40 pesos para no hacer tanta cola. En el segundo te la tenés que comer sí o sí. Yo creo que mucho tiene que ver en el índice de inseguridad el porcentaje de mendocinos que están dispuestos a admitir que tienen "mala conducta" (aunque no sea así) con tal de evitar hacer ese maldito certificado.

Dejo la pregunta abierta a ustedes: ¿por qué en Mendoza siempre hay que hacer mucha cola para cualquier cosa?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada pueblo tiene el poto que se merece. Por eso nosotros tenemos chicas con buenas colas, ¿se entiende?