miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ya son las 12 (de la noche)


"Las fiestas de fin de año son una época con mayores picos de consultas a psiquiatras y psicólogos", dijo el otro día Sonia, la madrina de casamiento de mi mujer, quien me la presentó cuando nos conocimos hace ya ¡¡6 años!! en ese boliche llamado "La Chimere", del que fui sólo esa vez en mi vida. Para quienes colgamos noticias policiales cada tarde y noche no es nada difícil entender ésto: ¿qué se les va a pasar por la cabeza cuando la radio AM del equipo de música lance ¡¡Ya es Navidad!! o ¡¡Bienvenidos 2010!!, y escuchemos el tan repetido y nunca novedoso "ojalá que el que viene sea mejor que éste (nos referimos al año, no al pavo de 100 pesos que se trajeron del Jumbo)"? (no hagás preguntas tan largas, Mario). Todo el año hemos puesto información sobre homicidios, desapariciones, accidentes automovilísticos, personas atropelladas en los caminos y rutas, muertes por gripe A (que son pocas, pero las hay), de trasplantes que no resultaron. Claro, se entiende. Es el momento más triste de este "viernes" del diciembre de fin de año.

Es injusto que suceda así, sobre todo porque para la otra mitad, el clásico "ya son las 12, brindemos" es una constante buena noticia. E integro ese equipo. ¿Por qué? ¿Porque no te pasó nada feo en la vida? No estoy seguro de que sea eso. Pero creo que hay una explicación -si se puede llamar así- optimista.

Sonia o cualquier otra psicóloga, en la primera sesión, te puede preguntar: ¿qué es lo que más te hace felíz y lo que más te hace infeliz? No es un crucigrama responderlo. La imaginación, la esperanza, los sueños e ideales, etc, te dan una respuesta para ambos casos. Y puede que el momento más propicio de acordarse de ella es en el momento de brindar a las 12, así sea con pocos familiares, como lo es en mi caso, o con toda la tribu entera, como los son en las quintas de Chacras de Coria o en los barrios de Las Heras donde cortan las calles para poner las mesas en las veredas. Pasa.

Cuando choquemos las copas, las primeras respuestas serán sencillas y contundentes: "que haya salud y paz", "que el país esté mejor" o "que la Laura consiga trabajo y novio". Si en ese momento ponemos "pause" es posible que se desprenda el siguiente mensaje (atención, escribir): "que yo sea felíz y pueda compartirlo con todo el mundo". El resto es puro relleno. Si papá no está porque murió por una enfermedad y la salud de la vieja se complica cada día más, la vida es así y gracias a Dios ellos pudieron hacer algo útil y de corazón en la vida. Si no sacamos el coche con la licitación, pues lo sacaremos en otro momento y ese problema se solucionará. Es como vaciar el tacho de spams de nuestra papelera y dejar en la computadora sólo los archivos secretos que permiten el funcionamiento del sistema operativo (lo que nos da vida): lo que queda son sólo adornitos del árbol; juegos de azar, circunstancias y decisiones que no siempre llegan de nuestras manos.


"Noche de paz, noche de amor", suele decir la canción final de la misa de Nochebuena. En iglesias como Jesuíta es hermoso porque a esa hora ponen al chiquito Jesús de cerámica en el pesebre que viene armado desde el 8 de diciembre y que los niños -como alguna vez nos pasó a nosotros- no dejamos de mirar cada vez que nos arrimamos un rato allí. Paz y Amor (y Rocanrrol para los que salgan a bailar, aunque en lo personal no soy partidario de las partusas en Navidad) es el antivirus que pide nuestro cuerpo para que no se contamine el alma. En síntesis: en un intento de entenderme con quienes estas fechas son cosa fea, lo que tenemos en común con ellos son estas dos palabras "paz y amor", lo que deriva en algo optimista, por cierto. Y por eso hay un deseo optimista de vivir estas fiestas, aunque muchos esquiven reconocerlo. Para aquellos que quieran olvidar la Nochebuena y la última noche de 2009 pienso que en algún lugar del mundo o del cielo existe, al menos, una persona que le desea lo mejor. En honor a esa persona, que quizás hoy no esté más o que aún falte tiempo para que aparezca en la vida, mejor cumplir ese deseo y que la vida responda por sí misma.

Como escribió el amigo Pablo Bekerman en su Blues de la Viña Baja: "que tengamos buenas nevadas para que no falte agua, que tengamos buenas cosechas para que no falte vino y que Mendoza sea una fiesta, viña baja por vos brindo". ¿Qué tiene que ver ésto con todo lo anterior?  Y, todo. Una vez que brindás con paz y amor, lo que sigue corre por cuenta propia (y del barman).

Felíz Navidad, Mendoza, tierra del sol, de la paz, del amor y del buen vino !!

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