miércoles, 17 de septiembre de 2008

Asustadas

Pasó la otra tarde. Eran cuatro mujeres, intelectuales universitarias. Estaban tomando mate y se pusieron a hablar. Una de ellas hizo catarsis con esta declaración: "cada noche tengo miedo de quedarme dormida porque siento que me voy de mi cuerpo, como si fuese teletransportada hacia otro lugar". Las otras tres le aclararon que podía ser parte de un eventual sonambulismo. Pero ella insistió en que su espíritu se va de su cuerpo y puede verse a ella misma dormida, y allí es cuando se desespera porque intenta despertarse a sí misma pero no puede hasta que en algún momento se despierta igual.

Si esa fue la primera bomba, otra de las muchachotas lanzó el segundo misil: "existen espíritus sueltos que andan dando vuelta por ahí". Allí se les acabó la cháchara. Se dieron cuenta de que habían llegado muy lejos. El miedo las abrazó con tanta pasión que parecían cuatro barras de hielo con forma de mujer, o sea.

Una curiosa -de esas que siempre aparecen con sombra de fantasmas en las paredes- irrumpió el escenario para sobarse los labios con mate. Al verlas cómo estaban le salió de adentro estas palabras: "si ustedes están con Dios no les va a pasar nada. Además seguramente ustedes tienen familiares que rezan por ustedes. Yo también rezo todos los días por ustedes, así que estoy segura de que están protegidas".

Ahí nomás las cuatro se levantaron de sus asientos y fueron a abrazarlas. No podían creer que esta última muchacha permaneciera con su rostro en paz tras haber escuchado parte de estas historias de pesadillas.

Y todo volvió a la normalidad

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