sábado, 28 de junio de 2008

Piqueteado

Será porque no viajo mucho o porque hasta hoy tuve suerte, pero la cosa es que esta mañana enfrenté por primera vez en mi vida un piquete. Fue en San Lorenzo y España. Siempre fui muy crítico de los piquetes y de los dirigentes "mediatizados" que reclaman sus derechos cortando caminos. Pero lo que me pasó hoy comprueba que la realidad termina siendo la única realidad y no lo que uno cree desde una ideología o prejuicio.

Iba por San Lorenzo, todo bien, y cuando llego a España veo que dos taxistas cortan la calle por donde yo venía, se bajan y se me vienen encima. Les tiré un bocinazo porque tenía que hacerme un análisis a un laboratorio químico. No les abrí la puerta. "No somos delincuentes. Estamos protestando porque esta noche asesinaron a un compañero nuestro y estamos hartos de la inseguridad, ya no se puede trabajar ni vivir así".

¿Por qué, de repente, me solidaricé? Porque su rostro tenía una lectura: vivir al borde de la muerte para ganarse la vida, paradójicamente. Me bajé del coche y nos pusimos a charlar con el grupo de taxistas que se habían acercado allí. Quise meterme en la vida de ellos y entenderlos. me di cuenta que no era necesario: no tengo por qué creer que ellos son personajes de una tira de ficción porque ellos son la misma realidad que vivo yo, o sea, no tengo que aparentar estar en otra vereda para comprenderlos o confrontarlos. Si no me pasó a mi...perdón, en realidad, sí: el año pasado mi coche desapareció una semana y dos veces en mi vida me han puesto el revólver en la cabeza.

Pero pareciera que una vez que las aguas se calman inmediatamente pasás a la otra vereda, es decir, a la vereda de que lo normal es que no me tiene que pasar nada.

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