domingo, 8 de junio de 2008

La fanática que Chayanne jamás imaginó

Ella vive en una villa de emergencia, quizá la más peligrosa de Mendoza. Pero pertenece a la gente que trabaja, no a los que más difundimos los periodistas en los policiales. Trabaja como empleada doméstica en tres lugares distintos y siempre se la ve tranquila y agradecida en la vida. Alguna vez me dijeron que eso significa tener experiencia en la vida.

Pero siempre aparece una anécdota que rompe los esquemas: esta vez fue mientras planchaba en mi departamento, me comentó que la última vez que vino Chayane a Mendoza lo fue a ver. Todo bien pero…

…ese día se levantó a las 6.30. Se tomó el colectivo que la llevó de la villa al barrio donde trabaja. Se desocupó como a las 17 y se fue a mi departamento del Centro. A las 19 se fue caminando hasta el Estadio. Entró, se metió bien adentro y no descansó en todo el concierto. Terminó la función, y le escapó a los puestos de choripanes. Esa noche no cenó. Se fue caminando del mundialista hasta el Centro y de allí siguió paso a paso, hasta la villa, que queda en el Gran Mendoza, a unos 15 kilómetros de Ciudad. Por lo menos esa noche se acostó a las 4 am.

No me dijo si le faltó el dinero para tomar un colectivo o comer un choripán. Creo, sinceramente, que se sintió tan agradecida de la vida que se olvidó de que tenía que caminarse todo y de que...tenía 60 años. Creo que eso pasa en los que son pobres y humildes (cada vez menos, en la actualidad), que saben sobrellevar la vida de tal manera que lo que para nosotros es una cosa grande e imposible, para ellos es algo simple.

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