martes, 30 de diciembre de 2008

Vida nueva (el 2008 fue un parto)

Desde el domingo vengo preparándome para el parto. "¿Querés comer algo más?", dijo Caro, la cumpleañera, que en vez de compartir su día con los amigos y parientes que invitó se la pasó yendo del patio a la cocina con bandejitas de sanguchitos, papitas fritas, pizzas cortadas en trocitos cuadrados y empanadas piponas. Iba y venía. Lo único que supe de ella en la hora y media que estuvimos en su cumpleaños fue la frase que repitió más veces que ese viejo disco de vinilo rallado de La Mujer Maravilla y Gabi, Fofó y Miliki que mis viejos me regalaron en la Navidad de 1981 y que luego lo utilicé para hacer la canción de cortina del programa "El Papanicolau del Gallo Aturdido" en la 100.9: "Chicos, ¿quieren comer algo más?". Así que aproveché ese cumpleaños pipón (todos los cumpleaños en Mendoza se caracterizan por ser pipones) para poner mi cuerpo a tono para el parto pronosticado para esta semana.

Esa noche fuimos al Mendoza Plaza Shopping. Allí vi que aún falta mucho para que lleguemos al año 2000, por más que estemos arrancando el 2009 (¿te acordás que hace 20 años el término "año 2000" era sinónimo de "futuro"?). Es que aún hay gente que no sabe andar por las escaleras mecánicas.

¿Cómo una abuelita mendocina puede aprender a bajar por la escalera mecánica del shopping? Fácil; siga estos dos consejos: primero, antes de pisar el escalón mecánico procure individualizarlo con la vista, es decir, fichar el escalón y luego pisarlo. Así uno evita marearse y gana seguridad porque ya sabe dónde va a poner el pie. Y segundo, una vez que ya bajó, no levantar la pata hasta el techo como bailarina porque sí: si levanta la pata sepa que ese será su próximo pie de apoyo (se lo explico bien fácil, señora, para que entienda), por lo tanto que ese pie no le escape a la realidad de tener que "poner los pies en la tierra" (valga la redundancia) y que pise el suelo fijo una vez que termine el descenso.

Ya el lunes empecé a sentir los primeros dolores: fui a la oficina del Registro Civil de la calle Morón para sacar la partida de nacimiento de una pariente geronta. "Vine aquí porque en la calle Buenos Aires un cartel decía que hay que venir aquí". La recepcionista me respondió sin vueltas burocráticas: "tiene que ir a la calle Buenos Aires". Se me cayó el mundo encima: patear y patear por Rioja hasta llegar a la calle BsAs. ¿Cuántas personas habían en esa oficina del Registro Civil? ¿Diez, veinte, cincuenta? No sé. Un millón, creo. Estaba hasta el moño y afuera, casi una media cuadra de cola. Así que entré a los empujones y apenas saqué el numerito empecé a transpirar. "A 42" decía el cartelito electrónico. Yo tenía el "B 68". O sea, tenía que esperar casi...¡150 lugares!. Me fui al joraca ( o sea, a bañarme y a trabajar), porque además de hacer trámites, el tiempo que me queda libre lo aprovecho para trabajar y así mantener a mi familia.

Hoy esperaba el parto. Pero no pudo ser, a pesar de los fuertes dolores de esta mañana: me levanté recontratemprano y fui hasta el Registro Civil de la calle BsAs a la hora que tenía que abrir: llego y otra vez lleno hasta el poto, con una larga cola en la vereda. Volví a transpirar cuando saqué número: tenía que esperar unos 130 turnos, a pesar de que llegué a la hora que abría. Sentí dolores de parto, así que fui a dar una vuelta a la manzana.

Algo me llamó la atención en Rioja y Lavalle: vi unos seis VW Gol, el coche modernito más barato del mercado. Se me vino a la cabeza la cantidad de años que deberé pagar en cuotas (un parto larguísimo, sin dudas) para tener alguna vez un cero kilómetro. ¿No es mejor fabricar muchos coches y a precios bajos, como el VW Gol, que hacer pocos y a precios altos?

"El negocio es buenísimo: lo que allá te sale 10 pesos acá en Mendoza lo podés vender a 35 pesos: sacás más del 200% de ganancias", me dijo Gonzalo, un amigo que se pidió una licencia de un año en su trabajo (está en OSEP), cansado del puterío que arman las mujeres y ahora está con la vista puesta en el negocio textil de las remeras. Lo que él dijo sirvió para responder por qué hay coches caros cuando pueden ser más baratos (trabajar solamente para llenarse de guita y nada más).

El parto concluirá cuando ya tenga la partida de nacimiento de mi pariente geronte. "Perdón, estamos trabajando para brindarle un servicio mejor. Estamos digitalizando toda la documentación que tenemos desde 18no sé cuánto", decía un cartel dentro de la oficina sauna del Registro Civil. "Ja, ja, ja", me contestó un empleado del IPV cuando esta mañana se lo conté. Esa misma respuesta le volvió a salir de su boca cuando frente a ese organismo público, por calle Lavalle, pasó un trolebús con un chivo de los 50, 60 ó 200.000 años de aniversario del IPV. Después el amigo me comentó que durante 2008 él no recibió aumento salarial y que inclusive a los trabajadores sociales de allí le están descontando hasta 500 pesos de su sueldo "porque hubo un error de liquidación hace un tiempo largo". "Por favor, no sigas, que estoy con dolores de parto", le tuve que suplicar. Lo saludé al viejo estilo Balá ("¡nos vemos, ea ea ea IPV"!) y me vine para el departamento para escribir este post.

Iba por San Martín llegando a Colón y veo a una joven no vidente con una guitarra en una mano y un bastón para tantear los pasos. No vi dolores de parto en su rostro. La vi muy alegre, con una tranquilidad asombrosa. Sin darme acababa de empezar el parto. Es que presenciaba una de las mejores imágenes de este 2008 acabado. ¿Por qué?

Resulta que el domingo en casa alquilamos el film "Gandhi". Quería verlo de nuevo para conocer bien la trama. "Ningún dictador en el mundo terminó bien, al igual que ningún régimen de violencia", decía el Mahatma para justificar su estrategia de poner la otra mejilla, en vez del "ojo por ojo, diente por diente" con que se rigen los judíos ("ojo por ojo terminás ciego", decía el líder espiritual de la India). Después de que su pueblo sufriera demasiados golpes en la otra mejilla logró vencer al imperio británico a través de la declaración de la independencia de la India. Luego lo mataron y nunca más apareció un Gandhi en este mundo.

Si algo voy a recordar de este 2008 es la cantidad de odio, peleas y conductas que ocultan violencia que vi en Nestor Kirchner y su team (Pichetto, Cristina, Jaque, D'Elía, Hebe de Bonafini y otros). Si con la violencia lograron ser hoy en día los líderes políticos menos populares de Latinoamérica -cuando a principios de 2008 estaban entre los más populares- entonces, como dijo Gandhi, esa forma de proceder "no terminó bien".

Al ver a esa chica ciega con corazón alegre sentí que para ser un hombre nuevo tenía que morir dos cosas: el odio hacia los demás y la no aceptación de los mendocinos tal cual somos (también nuestra idiosincracia), ya sea en el Registro Civil, en el Registro del Automotor o en el edificio donde te sacás la cédula de identidad.

Se me ocurrió pensar que si alguien - que es más pobre y más golpeado que vos- se muestra feliz y con mirada tranquila (porque se banca tal como es) entonces estamos ante un hombre nuevo: podés imitar ese modelo de persona o bien tranformar tu "vida vanidosa"
en una permanente canción de protesta.

Quisiera tener la vida nueva de esa chica. Si ella lleva sus dolores de parto con una sonrisa es porque ya nació la criatura. Porque al fin y al cabo siempre habrá dolores de parto, lo que significa darle lugar a algo nuevo o seguir "en la misma huevada", como decimos acá.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tengo un Gol. Al principio estaba copado, ahora es el coche que tiene todo el mundo. Espero que me dure unos diez años mas, por lo menos.

Anónimo dijo...

Copado el blog

Anónimo dijo...

Buena la reflexion final, aunque yo incluiria a más personas que valen la pena aqui en Mza

Anónimo dijo...

Hace un mes sufrí el parto en el registro civil. ¡ahora tengo que ir de nuevo!!!!

Anónimo dijo...

Qué cagada Mario con eso que contás del IPV. Yo estoy pagando un terreno para un barrio cerca del wall mart de las heras y hace rato que no me contestan si se va a hacer. un abrazo, luis